jueves, 8 de abril de 2010

El papel de la herencia y el medio en la determinación del desarrollo

Por: Estefanía D´Alexandro, Silvina Díaz, Nathalie Trezza

Por un lado estaban los innatistas defendiendo una prefiguración del desarrollo psicológico en los genes, y por otro lado los ambientalistas reclamando para el ambiente todo el peso de la determinación.
En nuestros días es común aceptar que nuestro comportamiento y desarrollo se ven influidos y determinados tanto por aspectos genéticos como por aspectos ambientales, el problema es conocer cómo se relacionan los unos con los otros.
La afirmación entre lo innato y adquirido es en cierto sentido una falsa distinción. Lo que es innato en los niños, lo es porque en algún momento resultó adquirido en algún momento de la filogénesis.
En nuestro código genético se pueden distinguir contenidos “cerrados” y contenidos “abiertos”.
Los contenidos cerrados nos definen como especie,  sólo sufren alteraciones como consecuencia de larguísimos procesos filogenéticos. Ejemplo: las características morfológicas (un cerebro, dos orejas, una nariz, unos pulmones...), calendario madurativo (nacemos sin dientes y luego nos crecen dientes provisionales que son sustituidos por otros que duran más; la pubertad transforma el cuerpo infantil en cuerpo adulto...).
Los componentes abiertos tienen que ver con las posibilidades de adquisición y desarrollo. Ejemplo: el lenguaje, el cerebro o los órganos de fonación hacen posible la adquisición del lenguaje y gracias a ello los humanos normales podemos aprender a hablar.
Los procesos psicológicos están posibilitados por los genes que nos definen como miembros de la especie, están limitados por un cierto calendario madurativo que determina el momento en que ciertas adquisiciones son posibles, y están finalmente determinados en su concreción por las interacciones de la persona en su entorno.
El concepto de canalización hace referencia al hecho de que los seres humanos somos más semejantes los unos a los otros en cuanto más pequeños somos.
Eso significa que los primeros tramos de nuestro desarrollo están más cerrados en nuestro código genético que los posteriores, al menos en lo que se refiere a los aspectos madurativos.
El desarrollo temprano está fuertemente canalizado, los procesos madurativos determinados por la parte cerrada del código genético van haciendo aparecer capacidades que, a poco que se encuentren con una estimulación mínima por parte del medio. Lo anterior no significa que el desarrollo temprano sea independiente de la estimulación. Los mínimos de estimulación sólo garantizan mínimos de desarrollo. Por otro lado, esa garantía se refiere sólo a los primeros meses de vida del niño, hasta tal vez el año y medio o los dos años, y afectan sólo a lo que podríamos denominar el calendario básico del desarrollo.
En cualquier otro aspecto psicológico que se considere, la importancia de la educación es crucial desde el principio de la vida del niño.
Cuanto menos canalizado es el desarrollo, más sensible resulta al influjo de la riqueza o de la pobreza de la estimulación del medio.
Las relaciones entre la herencia y el medio son relaciones complementarias entre el aspecto de que se trate y el momento evolutivo que se considere.

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